e trata de un subgénero propio de Sudamérica, que trata de recrear el lenguaje de los gauchos y narrar sus costumbres. Las historias de este tipo de escritos transcurren en espacios abiertos y rurales, resaltando las culturales locales. Aunque estos textos tienen como eje central al gaucho y su estilo de vida, suelen ser escritos por autores de alto nivel socio-económico.
La poesía gauchesca comenzó a desarrollarse en el siglo XVIII, aunque recién en el siglo XIX se afinca como género. Entre sus exponentes se destacan Bartolomé Hidalgo e Hilario Ascasubi, entre otros. Pero, sin dudas, el punto máximo de la poesía gauchesca es «Martín Fierro», de José Hernández.
Considerada como una de las principales obras literarias argentinas, la primera parte de la historia se publicó en 1872 y, siete años más tarde, apareció la segunda. Dicen los especialistas que nadie pudo superar el retrato del gaucho que trazó Hernández al describir la forma de vida, de expresión y de pensamiento de estos hombres.
Eduardo Gutiérrez («Juan Moreira»), Leopoldo Lugones («La guerra gaucha») y Ricardo Güiraldes («Don Segundo Sombra») son otros escritores que se destacaron en la literatura gauchesca.

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